¿CÓMO TENER HIJOS LECTORES Y NO MORIR EN EL INTENTO?
Por: Marco Antonio Valencia Calle
A los niños no les gusta leer
porque nunca han visto a sus padres leer; y lo que es peor, nunca han recibido
un libro de regalo el día de navidad o en su cumpleaños; y para acabar de
completar, cuando lo castigan lo mandan a leer. Entonces ¿Cómo logramos qué
aprecien la lectura? Bueno, en honor a la verdad, hay padres sensibles que
quieren cumplir con su responsabilidad y se esmeran para que sus hijos lean.
Son pocos, pero los hay. Lo que ocurre es que cuando un niño no sabe leer o no
quiere leer, llegamos a la decepción y la tristeza. Y la pregunta ¿qué hago? O
lo que es peor, le echa la culpa al colegio, en especial al profesor de
español.
Y como profesor de español le
respondo: La lectura es como una pasión, igual que el fútbol, la televisión o
las maquinitas que se estimula por la intervención de otros. Los seres humanos
hacemos los que otros hacen. Imitamos a nuestros padres y maestros. Nos
enamoramos y le tomamos gusto a las cosas cuando alguien con pasión, con
entereza lo hace. Si vemos a papá leyendo con gusto y emoción, se da ejemplo.
Si les hiciéramos caso a los pedagogos, nunca hay que obligar a leer, nunca hay
que mandar a leer. A leer no se fuerza. ¿Por qué? Porque leer es un derecho. Un
derecho universal y hay que gozar. La pasión por los libros se transmite cuando
un adulto le lee al infante en voz alta. La lectura en voz alta de un padre a
un hijo es fundamental. Se aprovecha para hacer preguntas y estimular la
imaginación tratando de predecir lo que va a ocurrir en la página siguiente.
Tratando de explicarse por qué los personajes actúan de una u otra manera. Y
cuando el lector enfatiza, hace voces, imita sonidos, y lee con emoción en la
voz, la lectura atrapa al niño. Como leer es un placer, un derecho y un goce,
no es bueno hacer examen de lectura con preguntas “deme el resumen” o “cuente
qué ha leído”. Mejor es conversar sobre lo leído. Tratar de llegar a
conclusiones o aprendizajes, incluso hasta burlarse de los personajes y
situaciones. Al conversar del libro se va cerniendo las buenas conductas de las
malas desde la vida y hechos aparecidos en el texto. Y se van aclarando
aprendizajes varios.
Un padre tiene que estimular
la lectura de todo: comics, carteleras, periódicos, caricaturas, avisos
comerciales, libros de superación personal, cuentos tradicionales, y por
supuesto la literatura clásica. Pero el chico tiene derecho a no leer un libro.
Y si no le gusta un libro, hay que cambiárselo. Se trata de “darle en el gusto”
para que lea con gusto. Tenemos que entender que hay una lectura instrumental,
donde el niño demuestra que conoce las letras, el significado de algunas
palabras y puede leer y comunicar conocimientos. Y hay otra lectura de placer
donde, a través de historias y metáforas, leer permite avanzar en la capacidad
de reflexión, en la capacidad argumentativa para criticar, en la forma
universal de entender el mundo. Si bien es cierto que la lectura tiene que
permitirle al niño generar autonomía, y eso comienza con no imponer textos o
géneros, y permitir que los niños escojan lo que quieren leer; nada exime de la
responsabilidad de los adultos para indicarle a los niños y jóvenes qué libros
son mejores que otros. Si bien, es difícil y complicado decir qué es bueno y
qué es malo en temas de cultura y literatura, si se puede identificar aquellos
libros que son ediciones con fines meramente comerciales. Por demás, siempre se
puede averiguar un poco de los libros en páginas de internet donde aparecen las
reseñas. Para que los niños aprendan el gusto por la lectura, hay que estimular
ese amor y esa pasión por los libros y las buenas historias leyendo juntos y
leyendo y voz alta. Hay que hacer lo posible para que el niño lea en voz alta
en horas de clase. A veces cuando es una tarea para la casa, no se hace. Ahora
bien, leer es difícil. Es uno de los actos más complejos, serios y difíciles
del ser humano. Requiere memoria, concentración, disciplina, disposición
anímica, conocer vocabulario, en fin. Por lo tanto, hay que ofrecer al
principio lecturas motivadoras. Y hacer conciencia, que si bien es difícil, lo
que se gana es grato, es bueno y necesario.
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